«El primero es leer mucho, no para copiar el estilo de otro sino para aprender a reconocer y apreciar una buena redacción y para ver cómo otros escritores consiguen el resultado. La mala redacción, por desgracia, es contagiosa y debería evitarse el contacto con ella. Practicar la escritura en todas sus formas; el oficio se aprende practicando, no hablando de él. A algunas personas les ayudan los cursos de escritura o los círculos de escritores, pero no son para todo el mundo. Aumentar el vocabulario; la materia prima del escritor son las palabras y, cuantas más tengamos a nuestra disposición y podamos usarlas con efectividad y seguridad, mejor. Agradecer toda experiencia. Eso significa vivir la vida con todos los sentidos alerta: observar, sentir, relacionarse con otras personas. Nada de lo que le pasa a un escritor cae en saco roto».
P. D. James. La hora de la verdad (Un año de mi vida) , “Ensayo”,  Barcelona, Bruguera, 2008.